viernes, 3 de abril de 2015

Al amor lo conocí a la vez que a ti.

Levantarme a tu lado le daba sentido de repente a todo lo que no lo tenía. Me decías que me veía más bonita con mi camiseta de estar por casa y mi moño de siempre, casual, que maquillada y con tacones, y eso hacía que sonriera como nunca. Solo tu eras capaz de decirme eso, de quererme en las peores condiciones, recién levantada y sin arreglar. Porque, no me arrepiento de quererte, de sentir esto que siento, porque los mejores momentos sin duda me los has dado tu. Por las noches, meterme en la cama totalmente helada y acurrucarme en tus brazos, que no hay nada mejor que eso. Querernos. Echarnos de menos en todo momento, cuando me dejas en casa y te vas, ahí ya te echo de menos, porque te vas pero dejas un pedacito de ti conmigo. Las sábanas con tu olor, me acurruco entre ellas solo para sentirte conmigo. Porque aunque te fueras a Pekín, o a cualquier lugar del mundo no me importaría, los kilómetros no me valen contigo porque siempre te siento cerca. En cada rincón de la habitación hay recuerdos de nosotros, de cada sonrisa, cada llanto de todas aquellas cosquillas que me hacías hasta que reventaba de la risa, cada llanto de cuando nos peleábamos, pero que después acababa arreglándose con un abrazo que me hacía un poquito más tuya. Cada lugar, todo, todo lo quiero contigo. Ir al parque, agarrados de la mano, porque los atardeceres son algo más bonitos a tu lado, más especiales, y las mañanas de domingo son mucho mejor contigo y con una taza de café. Ir a por un helado y hacer el tonto mientras nos lo comemos, que me untes la nariz de chocolate y después me lo quites a besos. Porque lo único que quiero que borres de mi sea ese rojo carmín que llevo siempre. Porque te juro, juro, que no hay nada más bonito que sentir como tus manos hacen arte por mi cuerpo, hablarnos en verso, besarnos con mirarnos. Y mi cama ya no sería mi lugar preferido si no estás tu en ella por las noches, y lo quiero siempre. Que sueño con que soñemos juntos en la misma cama los 365 días del año. Que tus ojos, para mi son la octava maravilla del mundo, que puedo prometer que la caída de las torres gemelas no era nada comparado con mirar tus ojos y sentir ese bendito caos por dentro. Quiero apostar todo por lo nuestro, porque se que voy a ganar, vamos a ganar. Y soy capaz de poner mi vida entre tus manos, porque se que no habrá nada más seguro para vivir que entre tus brazos. Porque eso que llaman amor lo conocí a la vez que a ti, en el momento que apareciste por esa calle con esa sonrisa que cualquiera podría haberse vuelto loco por ella y que ahora solo es para mi. En ti no vi imperfecciones, tus imperfecciones para mi eran lo más perfecto que había visto, odiaba las mías, pero las tuyas las amaba. Amaba cada parte de ti, cualquier rincón de tu piel era un lugar en el que ir a morir cada noche y no querer despertarse jamás.

No hay comentarios:

Publicar un comentario