domingo, 19 de abril de 2015

Dije te quiero.

Lo más peligroso que he echo en mi vida ha sido decir que te quería, y ha merecido la pena. Arriesgarme a todo por tenerte, porque a pesar de todo lo malo que ha venido seguimos aquí. A veces, cuando nos peleamos, llegamos a ser demasiado cabezotas, pero lo bonito que es cuando nos reconciliamos no lo cambio por nada, no cambiaría ni una sola de nuestras peleas por estar mejor con otra persona que no seas tu. Por ti, dejo a un lado las hermosas ruinas de Roma por entrelazar las nuestras a base de susurros bajo las sábanas, y llevar tu perfume favorito. Quiero tu cuerpo sobre el mío, cada una de las noches de lunes a domingo y por las mañanas una taza de café en nuestra cocina, preguntarte si prefieres tostadas o croissants y que después me des una palmada en el culo. Aprovechar los sábados bebiendo champagne y bailando earned it de the weeknd, no he escuchado canción más perfecta que esa para nosotros. No quiero pasar las noches imaginándote a mi lado si puedo tenerte a las tres de la mañana librando los dos un campo de batalla para ver quién de los dos quiere más al otro. Siempre había odiado la lluvía, y desde aquél octubre que apareciste en mi vida, las mañanas a tu lado son demasiado bonitas con ella fondo, haces que todo tenga sentido, le das sentido a todo. Y los semáforos en rojo, en mi vida había odiado tanto esperar, sin embargo, contigo son la excusa perfecta para comernos a besos y que me digas cosas al oído, para que la espera merezca la pena. Y llegaste, cuando todo el dolor que había dentro me consumía. me desgastaba y no era yo. Tu aliviaste el dolor que sentía, tu me hiciste apreciar el arte de correr el rojo de mis labios mientras te corrías conmigo, creaste arte por mi cuerpo. Y ahora, ven, cállate, callame con besos, con versos, pasando tu mano por mi cuerpo hasta que ningún rincón se quede sin el sello de ti. Y después de todo, decir te quiero no ha sido tan malo, porque te quiero de una manera que consume todos mis demonios, y mirarte significa no querer volver a mirar a nadie más.

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